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Así mismo, un grupo de mujeres comenzaron a trabajar en la creación de meliponarios, pequeños refugios para abejas sin aguijón, conocidas como meliponas. Este proyecto no solo les enseña sobre la producción d​e miel, sino que también les brinda una fuente de ingresos sostenible. ​​​


Estos proyectos son parte de un esfuerzo mayor para restaurar  el ecosistema local, es importante resaltar que, en las áreas de compensación con más tiempo de mantenimiento, se observaba un alto porcentaje de regeneración natural. Las semillas de los árboles plantados crecieron bajo las condiciones creadas en estos nuevos ecosistemas, demostrando que la naturaleza tiene una increíble capacidad de recuperación. 



Cada mantenimiento realizado en las compensaciones incluye monitoreos detallados con tomas de muestras de alturas, diámetros, separación entre individuos y porcentaje de mortalidad y aunque no se realizan monitoreos específicos de fauna y flora, los muestreos periódicos proporcionan información valiosa sobre el estado de las plantaciones. 


La comunidad también juega un papel crucial en estos proyectos, los testimonios de los habitantes locales revelaban una mayor presencia de fauna silvestre, especialmente aves, mamíferos y herpetos; estos cambios no solo mejoran el ecosistema, sino que también fortalecen la relación de la comunidad con el medioambiente. 

A un año de haber iniciado el mantenimiento más reciente, se registró una mejora significativa en la calidad de vida de 20 familias donde niños y mujeres se involucran activamente aprendiendo y contribuyendo al bienestar de su entorno. Uno de los favorecidos con el proyecto fue Deiner Álvarez Gonzales quien compartió su experiencia destacando cómo estos proyectos han transformado su vida y la de su comunidad. 

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“Mi nombre es Deiner Álvarez Gonzales, tengo trabajando en el proyecto Ecoexplora un año, pero tenemos siete de estar trabajando en el proyecto de los arbolitos porque la señora Angelina nos motivó y concientizo que lo primero que tenemos que hacer es cuidar el medio ambiente, trabajamos en el vivero y estamos en el bosque seco, dándole duro para sacarlo adelante, yo digo que, si no tenemos bosque, no estamos tranquilos, aquí vivimos en un ambiente sano. 

Mi vida ha cambiado 100%, antes vivía del machete del día a día, trabajando duro y ahora gracias a Dios recibo un salario mínimo y seguridad social, tengo el sustento de mi familia por eso digo que estoy mejor. Gracias a todo el trabajo realizado tenemos el vivero aquí y eso es lo más importante porque las plantas no se mueren ya que las conocemos y las cuidamos, actualmente tenemos más de 50 especies como el roble, ceiba, caracolí, cedro y árboles frutales, entre otras”. ​

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Así, en la vereda Camarón, la combinación de esfuerzos comunitarios y proyectos de compensación ambiental no solo restauran el ecosistema, sino que también tejen una historia de esperanza y transformación.



​Detalle de Proyectos










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