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​COLOMBIA: “UN PROCESO DE TRANSICIÓN ENERGÉTIC​A QUE DEBE RESPONDER A SU CONTEXTO PROPIO”


​Colombia es un país con cifras indiscutibles para afirmar que en la actualidad depende, tanto económica como energéticamente, de recursos como los hidrocarburos y el​ carbón. 

Ahora bien, no es menos cierto que en comparación con otras naciones en desarrollo, Colombia ha tenido una matriz de generación eléctrica más limpia, y la razón principal son sus centrales hidroeléctricas como fuente de energía, que a diciembre de 2021 aportaron 82 % de la generación total, de acuerdo con XM. 

No obstante, lo anterior, el desarrollo futuro de este tipo de proyectos hidroeléctricos se prevé limitado, ya que su sostenibilidad depende de lograr un consenso sobre algo que aún está en discusión, como es el impacto ambiental y social que generan, y, por supuesto, la respuesta también depende de su escala, grandes proyectos o pequeñas centrales. 

Aunado a estas realidades antes expuestas, el país posee un gran potencial en las denominadas energías renovables, donde se destacan, principalmente, la eólica y la solar, así como el hidrógeno, catalogado como el combustible del futuro por la Agencia Internacional de Energía. 

Por todo lo anterior, como bien se expresa en un aparte del Documento CONPES 4075 expedido en marzo de 2022, Política de Transición Energética, “el proceso de transición debe responder a ese contexto propio” y no a patrones o lineamientos que para la implementación de dicho proceso se estén aplicando en otras partes del mundo.

Esta sección se preparó con el fin de aportar una mayor claridad sobre la transición energética en Colombia, iniciando con los antecedentes de este proceso; seguidamente se hará un breve recuento de su más reciente definición de política energética (CONPES 4075) y se culminará mostrando lo que a juicio de expertos y del mismo Gobierno son los avances y las falencias que hasta la fecha se detectan en esta compleja, pero necesaria operación, como es la transición energética de nuestro país hacia 2050. 





ANTECEDENTES

A continuación, se presentan las bases sobre las cuales se sustenta el proceso de transición energética en nuestro país. Primeramente, se muestra el comportamiento de la matriz energética nacional en las últimas dos décadas, desde los inicios del siglo XXI hasta la fecha, de la mano del nivel de emisiones de GEI generados por estos mix energéticos. En un segundo plano se detallan los compromisos adquiridos por Colombia ante la comunidad internacional en procura de una mayor integridad ambiental del planeta. Se cierra este aparte con un recorrido por el marco regulatorio desarrollado en el último cuatrienio por el Gobierno en pos de la transición energética.

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Matriz energética y nivel de emisiones de GEI

  

Compromisos adquiridos ante la comunidad internacional
Nuestro país, desde años atrás, viene siendo parte activa y protagónica en las negociaciones internacionales que velan por implementar soluciones a la problemática del cambio climático. 

Colombia se ha destacado por sus posiciones constructivas y ambiciosas, que tienden a una integridad ambiental, pues para el país esta problemática es la mayor amenaza que enfrenta la humanidad, y su solución requiere de esfuerzos de Estados, organizaciones, empresas e individuos.

Particularmente, en la COP 25, llevada a cabo en Madrid (España) a finales de 2019, el país presentó dos compromisos:

• Reducir en más de 50 % la deforestación en 2022.

• Lograr que las energías renovables alcancen 30 % de la matriz energética en los siguientes 10 años (2021-2030).


Otras ambiciones que en su momento expuso la delegación nacional fueron:

• Actualizar las cifras que se tienen respecto a la reducción de emisiones.​

• Seguir liderando el mecanismo de diferenciación en la apropiación de recursos provenientes de inversión extranjera para que lleguen directamente a las comunidades.​

• Seguir trabajando en el establecimiento de mecanismos de participación efectivos entre las autoridades ambientales, territoriales e indígenas.

Tomado de: <https://www.semana.com/medio- ambiente/articulo/colombia-se-comprometeria-en-la-cop25-a-reducir-en-un-50-la-deforestacion-al-2022/47836/>.


Dos años más tarde, a finales de 2021, nuestro país volvió a decir presente, esta vez en la COP 26, en Glasgow (Escocia). Los compromisos adquiridos por Colombia en esta cumbre fueron resumidos por el presidente Iván Duque Márquez, quien lideró la delegación, así:


“Colombia viene a esta cumbre con unos compromisos muy claros:

• Reducir las emisiones de GEI en 51 % para el año 2030 respecto al escenario BAU.

• Ser un país carbono neutral para el año 2050 y, al mismo tiempo. ​

• Distinguirse por ser un país que tiene una acción positiva frente a la naturaleza, y que lo marca llegar a que el 30 % de su territorio sea declarado como territorio protegido.



Adicionalmente, recalcó que la meta de Colombia:

“Es llegar a ese 30 % antes de que termine nuestro gobierno y también desarrollar, con la Ley de Acción Climática, unos mercados voluntarios, también, de carbono, donde necesitamos que los países más desarrollados también compensen y agilicen los desembolsos a través de soluciones de mercado para, por esa vía, cumplir también esos propósitos”.​

“Esos compromisos le demuestran al mundo que si un país que solamente representa el 0,6 % de las emisiones de GEI, tiene tal nivel de compromiso, es un llamado para que los países más desarrollados hagan lo propio”.

Tomado de: <https://www.eltiempo.com/politica/gobierno /cop26-los-compromisos-del-gobierno-colombiano-629164>.


UN RECORRIDO POR SU MARCO REGULATORIO​

En este aparte se realiza una descripción y un breve análisis de los principales antecedentes normativos, así como los fines y alcances de los referentes de política más importantes en materia de transición energética en el país, expedidos por el Gobierno Nacional en la última década. 

Esta ley tiene por objeto “promover el desarrollo y la utilización de las FNCE, principalmente aquellas de carácter renovable, en el sistema energético nacional, mediante su integración al mercado eléctrico, su participación en las zonas no interconectadas y en otros usos energéticos como medio necesario para el desarrollo económico sostenible, la reducción de emisiones de GEI y la seguridad del abastecimiento energético”. Las finalidades de esta ley son:

• Orientar las políticas públicas y definir los instrumentos tributarios, arancelarios, contables y de participación en el mercado energético del país. 

• Incentivar la penetración de las FNCE, principalmente aquellas de carácter renovable, en el sistema energético colombiano, la eficiencia energética y la respuesta de la demanda en todos los sectores y actividades. ​

• Estimular la inversión, la investigación y el desarrollo para la producción y utilización de energía a partir de FNCE, principalmente aquellas de carácter renovable, mediante el establecimiento de incentivos tributarios, arancelarios o contables.



Documento CONPES 3934 de 2018 - Política de crecimiento verde

Este documento, publicado en julio de 2018, fue el resultado de múltiples estudios técnicos, análisis y recomendaciones de expertos, realizados bajo la Misión de Crecimiento Verde liderada por el DNP entre el 2016 y 2018. En este CONPES se planteó que para 2030 se impulsaría el aumento de la productividad y de la competitividad económica del país asegurando el uso sostenible del capital natural y la inclusión social, todo esto de manera compatible con el clima. Puntualmente, para el sector energético se definieron acciones orientadas a dinamizar y fortalecer: 

(i) La implementación de la eficiencia energética.

(ii) El etiquetado de vehículos y equipos.

(iii) El desarrollo de herramientas para el monitoreo del agua en zonas mineras.​

(iv) La dinamización de la agenda regulatoria para la inclusión de las FNCER.

(v) La evaluación de la creación de un observatorio de energía. 

(vi) El establecimiento de lineamientos técnicos para la incorporación de sistemas de almacenamiento de energía. ​

(vii) El desarrollo de una hoja de ruta para garantizar el despliegue de la infraestructura de medición avanzada.​

No obstante lo anterior, desde el mismo Gobierno se reconoce que aun cuando las acciones incluidas en esta política ya fueron implementadas y aportaron a la solución de problemáticas puntuales  en materia de transición energética, tales avances no son definitivos ni finales, por lo que quedaba pendiente establecer nuevos lineamientos y acciones para avanzar en la consolidación del proceso de transición energética.



Ley 1931 de 2018 - Ley de cambio climático

Esta ley, promulgada por el Congreso de la República el 27 de julio de 2018, estableció directrices para la gestión del cambio climático en las decisiones de las personas públicas y privadas, la concurrencia de nación, departamentos, municipios, distritos, áreas metropolitanas y autoridades ambientales, principalmente en las acciones de adaptación al cambio climático, así como en mitigación de GEI, con el objetivo de reducir la vulnerabilidad de la población y de los ecosistemas del país frente a los efectos del mismo y promover la transición hacia una economía competitiva, sustentable y un desarrollo bajo en carbono. ​

Por medio de esta ley se definió el Sistema Nacional de Cambio Climático (Sisclima) como el conjunto de políticas, normas, procesos, entidades estatales, privadas, recursos, planes, estrategias, instrumentos, mecanismos, así como la información atinente al cambio climático, que se aplica para gestionar la mitigación de GEI y la adaptación a dicho cambio. Además, creó el Consejo Nacional de Cambio Climático como órgano permanente de consulta de la Comisión Intersectorial de Cambio Climático (CICC), cuyo objetivo es brindarle asesoría en la toma de decisiones, con el fin de lograr una efectiva articulación entre esta y los gremios, las organizaciones sociales, la comisión quinta del Congreso y la academia, en la gestión del cambio climático en el territorio nacional.



Ley 2099 de 2021 – Ley de transición energética

Esta norma, promulgada por el Congreso de la República el10 de julio de 2021, estableció lineamientos de política pública para la transición energética del país. Su objeto se concentra en modernizar la legislación vigente y dictar otras disposiciones para la transición energética, la dinamización del mercado energético a través de la utilización, desarrollo y promoción de FNCE, la reactivación económica del país y, en general, dictar normas para el fortalecimiento de los servicios públicos de energía eléctrica y gas combustible.

Esta ley cambió algunos aspectos de la Ley 1715 de 2014, con la cual se estableció el marco de incentivos para promover el desarrollo y la utilización de las FNCE, modificando y ampliando su objetivo. Específicamente, define el hidrógeno verde y la geotermia como FNCER, al hidrógeno azul como una FNCE, y abre la ventana para la identificación y potenciación de proyectos para reducir las emisiones de GEI. 

También, indica que tanto el hidrógeno verde, el hidrógeno azul y la geotermia podrán aplicar a los beneficios consignados en la Ley 1715 de 2014. Al tiempo que fortalece el Fondo de Energías no Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía (Fenoge), ampliando su fuente de recursos y proyectos de financiación, le asigna la responsabilidad de la creación de una plataforma de información para el registro de proyectos de FNCER y de gestión eficiente de la energía (GEE).

En cuanto a geotermia, desarrolla medidas para la promoción de exploraciones e investigaciones, y crea el Fondo Único de Soluciones Energéticas (Fonergia) con el objeto de articular diferentes fuentes de recursos para financiar acciones de mejora de la calidad del servicio e incrementar la cobertura energética, sustituyendo los actuales fondos eléctricos y de gas.​

Por último, establece incentivos a la movilidad eléctrica y lineamientos para la adopción de programas para promover la masificación del uso de vehículos de cero y bajas emisiones.


Hoja de ruta de la Misión de Transformación Energética (MTE)

En septiembre de 2021, MinMinas publicó la hoja de ruta de la MTE para modernizar y transformar el sector eléctrico en el corto y mediano plazo, implementando acciones de los actores en toda la cadena de generación, producción y comercialización de energías. Para ello, este documento contiene propuestas de política pública, regulatoria, y reforma institucional, con las que se modernizaría el sector energético. ​​


En una primera fase, la MTE realizó el análisis de problemáticas y realidades del mercado energético agrupadas en cinco focos de trabajo, que fueron:

(i) Mercado mayorista

(ii) Modernización de la red​

(iii) Mercado de gas natural

(iv) Cobertura de energía y subsidios

(v) Marco institucional y regulatorio 

En la segunda fase, las temáticas fueron priorizadas para establecer la hoja de ruta para cada foco, y actualmente MinMinas y entidades responsables de la política energética iniciaron la implementación de medidas con las cuales se espera desarrollar un mercado de energía más competitivo y eficiente. Sin embargo, esta misión presentó recomendaciones de cara al sector, que no son de obligatorio cumplimiento, por lo que es necesario evaluar las propuestas e implementarlas.


Hoja de ruta del hidrógeno
El Gobierno Nacional publicó el 30 de septiembre de 2021 la hoja de ruta del hidrógeno como energético sostenible en Colombia, que servirá para marcar el camino durante los próximos 30 años para el desarrollo, generación y uso de este energético limpio. Esta acción marcó un hito en el objetivo del país de disminuir sus emisiones de GEI e impulsar la consolidación de la transición energética que se ha propuesto el país.

Esta hoja de ruta contó con la asesoría y apoyo de la firma de consultoría I-Deals y la financiación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a través de su División de Energía y su División de Cambio Climático y Sostenibilidad, además de la colaboración del Gobierno del Reino Unido, mientras que la participación del Gobierno colombiano estuvo en cabeza del Ministerio de Minas y Energía.

El objeto de este estudio es “contribuir al desarrollo e implantación del hidrógeno de bajas emisiones en Colombia reforzando así el compromiso del Gobierno con la reducción de emisiones estipuladas en los objetivos del Acuerdo de París
del 2015”.

Para su desarrollo se tomó como punto de partida los análisis realizados sobre la capacidad de producción de hidrógeno, su demanda esperada, la reducción de emisiones asociada, el potencial exportador del país y las medidas regulatorias necesarias para implementar un plan de despliegue
del hidrógeno en Colombia.

El hidrógeno de bajas emisiones contribuirá a acelerar la consecución de los objetivos de la estrategia de descarbonización de Colombia.

Ley 2169 de 2021 – Ley de acción climática

Esta norma, promulgada por el Congreso de la República el 22 de diciembre de 2021, tiene por objeto “establecer metas y medidas mínimas para alcanzar la carbono neutralidad, la resiliencia climática y el desarrollo bajo en carbono en el país en el corto, mediano y largo plazo, en el marco de los compromisos internacionales asumidos por la república de Colombia sobre la materia”.

Esta ley permite concretar los compromisos internacionales ambientales e incorporar nuevas obligaciones para el sector ambiente y desarrollo sostenible para poder alcanzar la carbono neutralidad por medio de metas de mitigación, metas de adaptación, metas de implementación y medidas de cumplimiento.


• Metas de mitigación: Colombia en 2023 debe contar con presupuestos de carbono; y en 2030 debe reducir la deforestación neta de bosques naturales a cero hectáreas, las emisiones de carbono negro en 40 %, y en 51 % las emisiones de GEI respecto a la cifra establecida por las contribuciones determinadas a nivel nacional; esto permitiría alcanzar la carbono neutralidad en 2050.

• Metas de adaptación: se establecen obligaciones específicas a todas las entidades que conforman el sistema nacional ambiental en materia de protección de las áreas de especial importancia ecológica y el recurso hídrico.

• Metas de implementación: abarcan diferentes ámbitos entre los que se encuentran los instrumentos económicos y mecanismos financieros. 

Adicionalmente, esta ley establece:

(i) La necesidad de fortalecer los mercados de carbono.

(ii) Consagra los proyectos de hidrógeno verde como proyectos de utilidad pública e interés social.

(iii) Las compensaciones bióticas efectivas podrán constituirse en iniciativas de mitigación de GEI.

(iv) Prevé la posibilidad de reconocer predios privados como áreas de conservación.




DESARROLLO DE POLÍTICA: DOCUMENTO CONPES 4075 - POLÍTICA DE TRANSICIÓN ENERGÉTICA​

El Gobierno Nacional, en cabeza del Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES) y el Departamento Nacional de Planeación (DNP), publicó, el 29 de marzo de 2022, el documento CONPES 4075: ‘Política de transición energética’.

Para el Gobierno, a pesar de los logros en transición energética, esta avanza en el país de manera parcial y solo se han planteado una parte de las bases de este proceso debido a su naturaleza de corto y mediano plazo y a una débil articulación entre sectores que los posibilitan. 

Se asocia este avance parcial a cuatro problemas:​

• Retos para incrementar la seguridad y confiabilidad energética.

• Insuficientes recursos y estrategias para promover la innovación y conocimiento en transición energética.

• Escasas medidas para el fomento de la competitividad y el desarrollo económico desde el sector minero energético.​

• Altas emisiones de GEI asociadas al sistema energético del país.​




Para el cumplimiento del objetivo general de este CONPES, se establecieron cuatro objetivos específicos desarrollados a través de 21 líneas de acción, que implican el desarrollo de actividades por parte de entidades a nivel nacional. Esta política se adelantará entre 2022 y 2028 con un valor indicativo de $ 306.378 MM para el desarrollo e implementación de 97 acciones que permitirán consolidar la transición energética. El Gobierno estima que estas inversiones públicas dinamizarán inversiones de carácter público-privado por más de 283 billones de pesos en 2030. 



AVANCES, RETOS Y FALENCIAS

A Colombia se le reconocen, incluso en el ámbito internacional, importantes avances en materia de transición energética, como son:

• Las subastas que adjudicaron contratos de largo plazo para la integración de proyectos de generación con ER que permitirán contar a 2023 con una matriz eléctrica diversificada.

• El desarrollo de un marco regulatorio y fiscal atractivo para el impulso de nuevos proyectos de generación de energía.

• La inclusión de nuevos energéticos y tecnologías en la matriz de generación.​

• La puesta en marcha de proyectos piloto de generación de hidrógeno verde, los cuales avanzan a buen ritmo, así como los montos de inversión en este ámbito de empresas como Ecopetrol y Promigas.

• La formulación y aplicación de lineamientos para fortalecer a las instituciones asociadas al sector minero energético.

Se resaltan también, recomendaciones de la Misión de Transformación Energética, ‘Las hojas de ruta del hidrógeno y de la incorporación de la energía eólica Costa afuera’ y el ‘Plan Energético Nacional 2020-2050’, entre otras estrategias y lineamientos que han destacado a Colombia como uno de los países aventajados en América Latina y el Caribe en transición energética.


A continuación, se presentan retos y falencias que agentes del Gobierno y expertos del sector consideran deben ser afrontados y corregidos por la transición energética en nuestro país:

• Disminución de reservas de gas natural para atender la demanda local e incrementar la seguridad energética que soporte la transición.

Las reservas de gas presentaron una disminución de 45 % en la última década (ANH, 2020) y, aun cuando la producción no sufrió variaciones significativas, la autosuficiencia del país (factor R/P) en este energético se redujo de 14,0 a 7,7 años. El reto radica en impulsar la exploración nacional, ya que bajo estas condiciones, el sistema energético del país aún no puede asegurar niveles suficientes de confiabilidad a partir de nuevas fuentes de energía incorporadas. El gas aporta el respaldo requerido, como ha quedado demostrado en los últimos eventos del fenómeno de El Niño, y asegura la atención del servicio público domiciliario. Por lo anterior, la disminución de las reservas impacta negativamente seguridad, eficiencia y confiabilidad, que deben caracterizar al suministro progresivo de este como respaldo del proceso de transición energética en Colombia.


• Reforzar y consolidar el posicionamiento y desarrollo estratégico del gas natural como combustible de transición y de confiabilidad del sistema energético.

Aun cuando el gas natural es una alternativa con potencial para aportar al desarrollo de un proceso progresivo de transición energética, el aprovechamiento del recurso en el país aún no es masivo en todos los sectores productivos que podrían usarlo, razón por lo que un reto de mucha trascendencia para el sector es la generación de demanda, para lo cual resulta imprescindible que se den señales de abastecimiento a largo plazo. ​


Resulta de vital importancia para el sector que se reconozca al gas natural como un energético esencial para la transición energética. Para ello es necesario enfatizar en dos aspectos claves:

(i) Las ventajas en cuanto a la reducción de emisiones de GEI, de material particulado, especialmente de CO2 que aporta este combustible lo convierten en un aliado clave para alcanzar el cumplimiento de las metas en materia ambiental, a las que se comprometió el país en la COP26, mencionado en aparte anterior.

(ii) Imprescindible dar a conocer al gas como un energético versátil que permitiría garantizar la confiabilidad en el sistema energético nacional, ya que se trata de un combustible que permite una operación las 24 horas del día, los siete días de la semana, complementando cualquier energía renovable y cubriendo las intermitencias de estas.

• Dependencia económica a nivel nacional de la producción de carbón y falta de directrices para la diversificación en regiones productoras. 

Aunque el carbón es uno de los combustibles fósiles de mayor emisión de CO2, para el país no resulta fácil prescindir de este en su economía. Las exportaciones dependen en gran medida del carbón, el segundo producto de exportación y el principal recurso minero.

Este energético generó ingresos a nivel nacional por 1,9 billones de pesos en regalías en 2019 (UPME, 2022); aportó 1,8 % al PIB nacional, representó 15 % de la IED y 27 % de las exportaciones (ANM, 2020). Además, se cuenta con recursos carboníferos estimados para 52 años, 53 % de las reservas probadas de Latinoamérica y 0,6 % de las mundiales (BP, 2020). 

Ahora bien, los departamentos donde se concentra la producción de carbón térmico, como Cesar y La Guajira, tienen una alta dependencia económica de esta actividad, su producción representa más de 35 % de su PIB y 70 % de sus exportaciones (MinMinas, 2022). Esta problemática se agudiza ante la ausencia de hojas de ruta integrales que aborden alternativas de diversificación o reconversión productiva con el fin de fortalecer la economía del país y de las regiones carboníferas frente a cambios en los mercados propios del proceso de transición energética.

• Escasos lineamientos para fomentar el desarrollo social en transición energética.

Desde el Gobierno se reconoce esta falencia y al respecto en el CONPES 4075 se expresa:


Aunque existen esfuerzos por fomentar eldesarrollo social en Colombia, actualmenteel país no cuenta con lineamientos de
política formulados para cerrar brechas sociales asociadas directamente al proceso de transición energética. Aunque el sector privado y la sociedad civil son actore simportantes en el proceso de transición energética del país, se ha identificado que existe resistencia al cambio, en la medida en que se ha identificado cierta renuencia para adoptar una implementación gradual de proyectos de transición energética.
Fuente: Documento CONPES 4075: ‘Política de Transición Energética’.

Lo anterior, tiene una posible justificación en los siguientes aspectos: 

(i) Un escaso conocimiento y entendimiento de los conceptos de transición energética, debido a su difusión en un excesivo lenguaje técnico.

(ii) Ausencia de espacios formales de socialización e intercambio de posiciones, que permitan a las comunidades y actores definir un criterio propio sobre esta transición y comprometerse con acciones a su alcance.​

(iii) Poco entendimiento y respeto por parte de los promotores de proyectos de transición energética de los entornos y culturas en las distintas regiones.

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